5 años. Toda España comenzó a mirar a Getafe

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En la temporada 2006-2007, el Getafe acumulaba su tercera temporada consecutiva en Primera. No pasaba apuros en liga y sorprendió más de una vez, al mismo tiempo que en Copa del Rey la ilusión invadía al equipo y a su afición.

Habiendo doblegado a Xerez, Valencia (venciendo 2-4 en la vuelta) y Osasuna, llegaba el Barcelona de Rijkaard en semifinales. Equipo que fue base del posterior Barça de Pep y con influencias en la Selección Española campeona de Europa y del Mundo.

En la ida, en el Camp Nou, el 5-2 parecía rebajar la euforia azulona. Messi copió el gol de Maradona. La eliminatoria parecía sentenciada y la directiva culé repartió entradas de la final a algunos de sus compromisos.

Desde un foro se puso en marcha una idea. Sumar 100 razones para remontar y eliminar al Barcelona. Con el recuerdo de la batalla de las Termópilas y los famosos 300, por el número de azulones desplazados en la ida a la Ciudad Condal, los hinchas azulones creyeron en torno al grito de “Yo creo, ¿y tú?”. La afición estaba con el equipo, identificada desde antes del ascenso en junio de 2004.

El Barcelona llegó a Getafe con todo, salvo Messi. El Getafe salió con Luis, Contra, Belenguer, Alexis, Paredes, Celestini, Casquero, Cotelo, Vivar, Maris y Güiza. Y se merendó al Barcelona. En el 37 Casquero de fuerte disparo desde fuera del área, marca de la casa. Bueno, empezamos muy bien. En el 44, Güiza recoge un balón suelto en el área y hace el 2-0. Empezamos a pensar que se puede, pero de verdad.

En la reanudación una falta lateral botada por Cósmico fue cabeceada por el capi, por Vivar Dorado. Ya estaba, se había conseguido un resultado válido. Se estaba bañando al Barcelona en un repleto Coliseum. Una afición pequeña pero fiel, que se ha llevado demasiados palos injustos. Sin tiempo de asimilar el tercero, Güiza se apuntó un doblete y firmó el 4-0, que sería el definitivo.

La noche fue mágica, especial, maravillosa. La hazaña fue posible gracias a un equipo, y todo lo que a él concierne, incluyendo al gran Bernd Schuster, y a 17.000 almas azulonas. Getafe estaba en una final de Copa, que se perdería en el Bernabéu. Pero ya nada volvería a ser igual. Toda España comenzó a mirar a Getafe. Ya lo había hecho, y lo haría más veces.

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